Publicado por: Paúl Miguel Ortega González, en Apr 12, 2022
Sí, es un poco raro el tema que voy a tratar hoy, pero una persona me preguntó por Instagram si podía hacer un artículo de fotografía forense, o sea que es el tema principal de hoy. Sé que muchos estáis esperando muertos, armas y sangre, pero si seguís leyendo creo que os vais a encontrar más sorpresas de las esperadas. O sea que, como siempre, empecemos por las definiciones.
La fotografía forense es un tipo de fotografía documental en el que aquello que se documenta es la escena de un crimen. Esto suena ya a CSI o algún tipo de novela policíaca, de asesinatos o intriga, pero hay que pensar que la palabra crimen no es, ni mucho menos, sinónimo de asesinato, sangre, armas, etc…
Con esto, lo que quiero decir es que un crimen engloba una serie de delitos que no tienen por qué parecerse si quiera a aquellos que se ven en este tipo de creaciones cinematográficas que tan acostumbrados estamos a consumir.
Por ejemplo, el robo de un coche cuyo propietario no se encuentra en la calle es considerado un crimen y no tiene por qué haber ninguno de los factores mencionados anteriormente.
Puesto que la fotografía forense consiste en documentar una escena delictiva, su finalidad, lógicamente, es evidenciar posibles sucesos que han podido ocurrir en dicha escena, señalando a unas personas u otras en función de las pruebas que se hallen.
Por supuesto, es importantísimo conseguir realizar todo tipo de fotografías en la escena del crimen antes de que que se empiece a estar en contacto con la misma para alterar lo menos posible la imagen del lugar.
Aquí llega lo bueno. Dependiendo del tipo de clasificación que estemos haciendo, vamos a tener diferentes tipos de fotografía forense, lógicamente.
Los primeros tipos de fotografía forense que vamos a ver están pensados en función de su finalidad.
Muchas veces, los científicos no pueden estar en el lugar de los hechos, o el que está en el lugar de los hechos no es el único que va a participar en la resolución del caso. Para solucionar esta problemática tenemos la fotografía forense científica, que se encarga de recoger datos objetivos para que todos los científicos que participen en el caso puedan analizar los datos de la escena y partan de la misma información objetiva.
En este tipo de fotografía se exigen dos cosas principalmente, que la imagen tenga una exposición correcta y que esté perfectamente nítida o enfocada. Es decir, no se trata solamente de apretar el disparador y ya está, hay que saber usar una cámara y dominar muchas técnicas fotográficas.
Por otra parte, es muy importante que el balance de blancos sea correcto para evitar alteraciones de los colores reales. Bajo mi punto de vista, este tipo de fotografía es relativamente parecido a la fotografía de producto, aunque menos artístico todavía. Es decir, todo ha de ser lo más objetivo posible para poder sacar conclusiones científicas.
En este caso, las fotografías sirven para aportar pruebas en un juicio. Obviamente, estas pruebas han de estar soportadas por los científicos que analizan las fotografías científicas otorgadas por los fotógrafos forenses. Es decir, todos los tipos de fotografía forense están relacionados entre sí.
También tengo que añadir que antiguamente las pruebas fotográficas en un juicio eran casi absolutamente irrefutables, pero ahora ya no son tan confiables debido al extremo avance del retoque fotográfico y fotomontajes. Sí que sirven, pues, como extra que soporte el conjunto de pruebas.
En este caso se hace referencia a todas aquellas fotografías de la escena del crimen realizadas antes de que se modifique la misma. Es extremadamente importante, ya que han de poner en contexto el resto de fotografías que se realicen. Por supuesto, son fotografías desde diferentes distancias, para que se vea el conjunto de la escena.
Es muy importante para los peritos forenses que estas fotografías se realicen lo antes posible, ya que la escena todavía no se habrá manipulado y las fotos serán más objetivas en cuanto a lo que la escena del crimen se refiere.
Por supuesto, una vez modificada la escena tras el trabajo de equipo forense, se seguirá haciendo fotografías generales para complementar y analizar cualquier posible cambio debido al personal.
Ahora vamos a ver los tipos de fotografías forense que suelen realizarse para cumplir el conjunto de finalidades que hemos visto anteriormente.
Para entender este tipo de fotografías es necesario que sepas los tipos de planos fotográficos que existen.
Si quieres entender este artículo mejor, deberías de tener una base teórica sobre fotografía, o sea que te dejo aquí el curso de iniciación a la fotografía.
Las fotografías de intrusión son aquellas que se empiezan a realizar desde fuera de la escena del crimen para dar un contexto a la misma y, progresivamente, cada fotografía ha de estar más cerca de la escena que la anterior.
Con esto conseguimos contextualizar la escena del crimen dentro del área en el que se encuentre y, progresivamente, nos centramos más en la escena, dejando el entorno exterior como algo secundario.
La gracia de este tipo de fotos es conseguir captar la escena global en la que se encuentra el crimen para aportar valor extra al mismo (más importante, muchas veces, de lo que uno puede imaginar). El área en la que se encuentra el crimen (aunque no sea exactamente la misma zona concreta del crimen) puede haber influido en algunos factores (viento, animales, etc).
Si la escena del crimen principal es en una casa, habría que hacer varias fotos de intrusión:
En este caso, el hecho de que la casa se encuentre en un vecindario contextualiza el crimen, dando información de que puede haber testigos o personas que hayan participado voluntaria o involuntariamente en el mismo.
Estas son las fotografías que componen los planos generales, ayudándonos a contextualizar, una vez más el crimen.
Todos estamos acostumbrados a las típicas fotos de detalles, pero sin las fotos con planos generales, los detalles no sirven prácticamente para nada.
Este tipo de fotografía forense da una imagen general de la escena del crimen. Desde arriba puedes ver todos los componentes de la escena al mismo tiempo.
Está genial y aporta mucho valor, ya que es una perspectiva general que se realiza (a ser posible) desde el centro de la escena.
Por supuesto, no siempre va a ser posible, ya que en interiores (por ejemplo) no se puede volar un dron, ni subirse a una escalera o balcón para realizar este tipo de fotografía. Pero, desde luego, cuando se puede realizar aporta mucho valor.
Este tipo de fotografías forenses son extremadamente importantes. Obviamente no siempre hay un testigo, pero si hay testigos hay que analizar lo que estos están diciendo para intentar representarlo a través de una foto (todo fotógrafo forense ha de llevar una libreta consigo para apuntar cada detalle que considere oportuno, e incluso tener una checklist de todas las fotos a realizar).
Determinar que lo que el testigo dice es correcto es imprescindible, porque esto puede o no modificar las posibles escenas del crimen dentro de una misma localización.
Para ello, se procede a hacer fotografías con una distancia focal similar a la que supuestamente tiene la vista humana (un 35mm, generalmente) desde la altura de los ojos del testigo. Obviamente si aporta más información como si estaba mirando hacia arriba, abajo, si estaba de pie, sentado, etc, varía la fotografía que vayamos a realizar.
Este tipo de fotografía forense es al que más acostumbrados estamos. Es importante recalcar que uno empieza haciendo planos medios y acaba haciendo planos detalles, incluso fotografías macro de la escena, para dar la mayor cantidad de información posible de cada zona de la imagen.
Es muy importante tener claro que, aunque no lo parezca, cada objeto en la escena de un crimen puede representar un factor determinante a la hora de establecer los sucesos acontecidos en la misma.
Una vez se han establecido las pruebas, estas se dejan en su lugar con un testigo métrico y una placa con un número (generalmente).
El testigo métrico es una especie de regla que pone en contexto el objeto para otorgar a este unas medidas físicas concretas.
Todo esto ha de cuadrar con lo que los testigos aporten y el resto de información obtenida dentro de la escena.
Obviamente, hay que realizar fotos de diferentes motivos en la fotografía forense, ya que hay que intentar que no se escape ningún detalle.
Aquí pasamos a técnicas fotográficas desconocidas por la mayoría de personas, ya que son técnicas muy tecnológicas que están diseñadas para evidenciar cualquier tipo de posible acción que se haya dado en la escena del crimen.
Por supuesto, hemos analizado todas las fotografías que han de hacerse en la escena del crimen y alrededores. Sin embargo, ahora queda la parte post escena del crimen.
En este caso nos referimos a crímenes en los que hay víctimas mortales. Obviamente, en las autopsias, hay que realizar fotografías generales, planos medios, primeros planos y planos detalle (e inlcuso macrofotografía) de todo aquello que se considere relevante.
Cualquier parte que presente un indicio de alteración en el proceso post mortem que se encuentre el cadáver, deberá de ser fotografiado en profundidad. Y, por supuesto, las fotos generales, planos medios, primeros planos de la cara, manos, ojos y boca no pueden faltar aunque no hayan alteraciones aparentes.